Vivimos en un mundo en el que la complejidad y los eventos inesperados forman parte de nuestra vida cotidiana y en el que, debido a ello, las empresas necesitan desarrollar nuevos productos/servicios más rápido que nunca. La digitalización es precursora de este ambiente en el que vivimos, pero también nos ofrece soluciones para responder más rápidamente a los retos como, por ejemplo, la competitividad a la hora de desarrollar nuevas ofertas y cómo satisfacer al cliente de una forma única y personalizada.